¿Por qué usar Organizadores Gráficos?
Analicemos cuatro posibles razones
Razón1:
Las herramientas visuales proporcionan una dirección de pensamiento que lleva a un importante logro en los estudiantes, esto es convertirse en personas autónomas que son capaces de dirigir su propio aprendizaje. Esto se consigue con el uso permanente de Organizadores Gráficos, así, al menos, lo dicen importantes investigaciones y lo he podido comprobar tras el uso permanente que de ellos hago con mis alumnos. Costa y Kallick remarcan los beneficios que aportan a los hábitos intelectuales:
Autogestión: Requiere el “conocimiento constante de los propios comportamientos y recursos”.
Autoanálisis: “Implica la reflexión respecto de los propios patrones de uso, las planificaciones, las decisiones y las acciones de pensamiento (meta-cognición pura).”
Autoevaluación: “Uno mismo modifica, revisa estrategias y se esfuerza continuamente en maximizar la propia eficacia basada en formas múltiples de regeneración.”
(Costa y Kallick, 1998).
Razón2:
Las herramientas visuales permiten alcanzar habilidades de pensamiento de alto nivel.
Los estudiantes necesitan herramientas para auto-dirigirse. La computadora conectada a internet y vista como una gran biblioteca donde se puede investigar y encontrar ideas, es apenas una de esas herramientas.
Pero hay otras múltiples formas y lugares de investigación que permiten elaborar aprendizajes significativos. Una habilidad meta-cognitiva, como hacer preguntas, por ejemplo, puede ayudar con más eficacia a organizar el pensamiento.
Niveles de preguntas:
Primer nivel: Información sobre un hecho (contando, definiendo, describiendo, enumerando, nombrando). Señales verbales: qué, cuándo, dónde.
Segundo nivel: Procesamiento de la información (comparando, contrastando, clasificando, distinguiendo o explicando). Señales verbales: cómo y porqué.
Tercer nivel: Ver las relaciones y los modelos (evaluando, previendo, infiriendo, prediciendo o ideando).
En la medida en que los estudiantes entiendan estos tipos de preguntas, serán capaces de modificar su propio aprendizaje y solucionar los problemas de construcción de conocimientos, puesto que cada nivel requiere diversos tipos de pensamiento. Los profesores deben ser capaces de encontrar, en conjunto con sus estudiantes, aquellas estrategias que permitan alcanzar estas habilidades por parte de sus estudiantes. En este aspecto las herramientas visuales ayudan a los estudiantes a entender y a aplicar cada uno de estos tres niveles de preguntas. Pueden, incluso, si hay disponibilidad en las unidades educativas, utilizar softwares para definir, enumerar, comparar, contrastar, clasificar, predecir, identificar patrones, el etc.
Razón3:
Investigación del cerebro.
Según Marilee Sprenger, los “organizadores gráficos son una de las maneras de mayor alcance para construir memorias semánticas”(Sprenger, P. 65). Eric Jensen señala que la memoria semántica es aquello “activado por la asociación, semejanzas, o contrastes”; vale decir, algo que los Organizadores Gráficos dejan bastante bien en claro.
Al respecto, se sabe que los trabajos intelectuales desarrollados a través de patrones permiten recordar más y mejor, porque cuando las ideas se ligan juntas , las relaciones que se establecen son mayores y si las ponemos en forma gráfica, mejor aún. Este proceso implica modificar la memoria de corto plazo, en memoria de largo plazo.
Razón4:
Estilos de Aprendizaje.
Hay estilos de Aprendizaje distintos: algunos estudiantes son visuales y otros no lo son, pero todos vivimos en un mundo visual. Los estudiantes pueden desarrollar sus habilidades visuales a través de esta herramienta y no debemos quitarles la opción de hacerlo.
En definitiva, La meta en todo esto es permitir que los estudiantes experimenten y utilicen una variedad de organizadores gráficos. La meta es que aprendan cómo trabajan y puedan identificar qué tipo es apropiado para la situación de aprendizaje requerida. Incluso el sólo hecho de elegir (o crear) un Organizador Gráfico en vez de otro, es un notable aporte al desarrollo intelectual de nuestros jóvenes.
Adaptación y traducción libre de un texto de Kim Bannigan
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